miércoles, 15 de marzo de 2017

Mito: sobre nuestro origen

Homo sapiens no evolucionó en dos etapas, primero para adquirir la apariencia física actual y luego el comportamiento moderno, sino en una sola.

Durante décadas, los arqueólogos han sostenido que el comportamiento moderno surgió en Homo sapiens decenas de miles de años después de que la especie evolucionase hasta adoptar su apariencia física actual. Los arqueólogos disentían sobre si el proceso fue gradual o repentino, pero suponían que el comportamiento de los primeros Homo sapiens difería en gran medida del nuestro. Habrían carecido de arte, símbolos y rituales, y no se habrían dedicado de manera sistemática a la pesca, el marisqueo u otras actividades. Tampoco habrían desarrollado técnicas complejas como las trampas, las redes, los proyectiles o la navegación.
Se pensaba que los primeros humanos anatómicamente modernos, a menudo denominados Homo sapiens arcaicos, vivieron en grupos pequeños y vulnerables, formados por individuos con fuertes vínculos de parentesco. Dotados de herramientas simples, habrían dependido de la caza de animales de gran tamaño y habrían sufrido los cambios ambientales con mayor severidad que los humanos modernos. En palabras de Thomas Hobbes, sus vidas eran «solitarias, horribles, crueles y cortas». Si necesita formarse una imagen de ellos, cierre los ojos y piense en el estereotipo del hombre de las cavernas. Sin embargo, las pruebas arqueológicas actuales apuntan a que algunas características que asociamos a los humanos modernos —en concreto, nuestra capacidad para mostrar un gran abanico de conductas— ya se daban en algunos grupos que vivieron en África hace largo tiempo. Cada vez es mejor acogida la idea de que el comportamiento «moderno» no apareció en un pasado reciente ni de manera drástica.
En 1984, Misia Landau propuso en el artículo Human evolution as narrative («La evolución humana como narrativa») publicado en American Scientist, que los relatos de tradición precientífica habrían influido durante largo tiempo en los investigadores. La idea de que Homo sapiens se transformó de un estado arcaico a otro moderno se debería, en parte, a dicha tradición. Pero, aunque esta permite construir una crónica satisfactoria, no proporciona un esquema realista para entender el complejo curso de la evolución humana. De hecho, la mayoría de los cambios evolutivos consisten en transformaciones menores cuyas consecuencias aumentan de manera gradual a lo largo de miles de generaciones.

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