miércoles, 1 de marzo de 2017

El Octavo Continente "la Luna"


Todo parece indicar que la construcción de una base en la Luna está de nuevo entre los proyectos más candentes e interesantes relacionados con el Espacio Cercano a la Tierra. Esta iniciativa conlleva además de los aspectos científicos y tecnológicos, otros que incorporan temas sociales, culturales, legales y éticos que habrá que considerar muy seriamente.

La exploración de nuestro entorno forma parte de nosotros mismos como seres humanos. Algo implícito en nuestro intento por satisfacer nuestra curiosidad sobre lo que nos rodea y sobre lo que hay más allá. De los fondos de los mares y océanos a los continentes remotos o las zonas más ignotas de nuestro planeta. Sin embargo, desde hace apenas medio siglo, nuestro entorno se ha ampliado. Ya somos capaces de salir de la Tierra y poco a poco hemos expandido nuestros horizontes llegando a la Luna, Marte, los asteroides, cometas y otros planetas y lunas de nuestro sistema solar (incluso a los lugares más lejanos). Una exploración en la que la escala también importa, desde lo nanoscópico hasta lo cosmológico. Ahora queremos desarrollar dos líneas de actuación casi paralelas que conllevan, por una parte, la visita a Marte con una misión tripulada (nuestra primera misión humana a otro planeta) y el regreso a la Luna, esta vez para realizar estancias más permanentes. Salvando las distancias conceptuales y en sentido figurado, la Luna se ha descrito como el octavo continente.

En palabras del propio Jan Woerner, Director General de la Agencia Espacial Europea "My intention is to build up a permanent base station on the Moon". Siendo aún más precisos, en sus recientes declaraciones al Daily Mail, él se refirió al hablar de este tema al "Moon village", algo así como un pueblo lunar:

"The future of space travel needs a new vision. Right now we have the Space Station as a common international project, but it won't last forever. If I say Moon Village, it does not mean single houses, a church, a town hall and so on... My idea only deals with the core of the concept of a village: people working and living together in the same place. And this place would be on the Moon. In the Moon Village we would like to combine the capabilities of different spacefaring nations, with the help of robots and astronauts. The participants can work in different fields, perhaps they will conduct pure science and perhaps there will even be business ventures like mining or tourism."

De todas formas, esta iniciativa sobre la base lunar no constituye un tema nuevo y nuestro avance científico y tecnológico está haciendo que cada vez sea más plausible conseguirlo. La construcción de una base permanente o semipermanente en la Luna es algo que surge ya, sobre el papel, entre finales de 1970 y principios de 1980, tras las misiones Apollo y los hallazgos realizados en nuestro satélite por el geólogo y astronauta Harrison Schmitt (hasta el momento el único científico que ha estado en la Luna).

Las justificaciones de la futura base lunar son muchas y muy variadas, entre otras: 1) la realización de investigaciones sobre geología planetaria, relacionada específicamente con la caracterización de las rocas y minerales y procesos de la Luna, por su importancia para comprender no solo su origen y evolución, sino también la de la Tierra; 2) la profundización sobre los recursos naturales y materias primas de nuestro satélite tanto en cuanto a su uso "in situ" como por su posible beneficio para la humanidad; 3) el desarrollo de programas de arquitectura e ingeniería lunar, proyectando tipos de habitáculos y modelos de habitabilidad que permitan mantener una pequeña "colonia" extraterrestre; 4) la prueba de nuevos prototipos tecnológicos e instrumentación espectroscópica; 5) estudios astronómicos y astrofísicos bajo condiciones de observación del universo más favorables y distintas a las de la Tierra; 6) la monitorización y análisis de actuaciones relativas al riesgo relacionado con objetos cercanos a la Tierra (NEOs); 7) ensayos sobre la robustez de determinados organismos (incluidos nosotros mismos) a las condiciones de espacio lunar y 8) investigaciones astrobiológicas multidisciplinares relacionadas con futuros viajes tripulados a Marte y a los asteroides.

Tal y como se ha definido, la base lunar sería un paso científico-técnico más sobre lo que actualmente ya se está llevando a cabo en la Estación espacial Internacional. Se prevé que este plan, que se ha definido por las propias autoridades de la ESA como "una prioridad", comience en los inicios de 2020 en una primera fase robótica, seguida después por la humana. En este contexto, es importante destacar el Simposio Internacional sobre la Luna 2020-2030 que fue organizado en ESTEC el pasado diciembre y en el que participaron alrededor de 200 científicos e ingenieros de distintas disciplinas, intentando poner en contacto a expertos de universidades, centros de investigación y la industria.

En España, desde el punto de vista de la geología planetaria y de la ingeniería se han realizado varias iniciativas, tales como por ejemplo, estudios sobre suelos volcánicos en las Islas Canarias como simulantes del regolito lunar o, más específicamente en conexión con el emplazamiento humano en nuestro satélite, el primer estudio español sobre la construcción de una base semipermanente en la Luna y aprovechamiento de sus recursos naturales. Este proyecto se presentó en febrero de 2005 en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas y Energía de la Universidad Politécnica de Madrid.

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Visión artística de una supuesta futura colonia lunar. Imagen: ESA

Todo ello conlleva además otros aspectos que incorporan temas sociales, culturales, legales y éticos que habrá que considerar muy seriamente. Si desde el punto de vista socio-cultural las implicaciones plantean incluso un cambio de paradigma de nuestra perspectiva global como seres humanos en nuestro progreso más allá de la Tierra, el desarrollo de los aspectos jurídicos y éticos supone asimismo un desafío que habrá que abordar apropiadamente. Recientemente, se han abordado algunos de estos temas, concretamente los relacionados con los retos sobre geología y minería espacial en una mesa redonda organizada por la Universidad Carlos III de Madrid, en colaboración con el Instituto de Geociencias (CSIC-UCM) y la Red Española de Planetología y Astrobiología (REDESPA). Una de las principales conclusiones fue la necesidad de que el denominado Tratado o Acuerdo de la Luna de Naciones Unidas se desarrolle en su justa medida, incorporando más países signatarios y estableciendo, a través de su actualización, una estructura y planificación acorde a estas iniciativas y al progreso científico y tecnológico alcanzado. Debemos intentar evitar, en nuestra salida hacia el octavo continente, los errores cometidos en el pasado y los científicos e ingenieros no podemos ni debemos permanecer al margen de ello.

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