Homo sapiens
Se considera Homo sapiens de forma indiscutible tanto a los que poseen las características anatómicas de las poblaciones humanas actuales como lo que se define como «comportamiento moderno». Los restos más antiguos atribuidos a Homo sapiens se encuentran en Marruecos, con 315 000 años.[2] Las evidencias más antiguas de comportamiento moderno son las de Pinnacle Point (Sudáfrica), con 165 000 años.
Pertenece al género Homo, que fue más diversificado y durante el último millón y medio de años incluía otras especies ya extintas. Desde la extinción del Homo neanderthalensis, hace 28 000 años, y del Homo floresiensis hace 12 000 años (debatible), el Homo sapiens es la única especie conocida del género Homo que aún perdura.
Hasta hace poco, la biología utilizaba un nombre trinomial —Homo sapiens sapiens— para esta especie, pero más recientemente se ha descartado el nexo filogenético entre el neandertal y la actual humanidad, por lo que se usa exclusivamente el nombre binomial. Homo sapiens pertenece a una estirpe de primates, los hominoideos. Aunque el descubrimiento de Homo sapiens idaltu en 2003 haría necesario volver al sistema trinomial, la posición taxonómica de este último es aún incierta. Evolutivamente se diferenció en África y de ese ancestro surgió la familia de la que forman parte los homínidos.
Origen y evolución
Mitos sobre los orígenes
A lo largo de la historia se han ido desarrollando distintas concepciones míticas, religiosas, filosóficas y científicas respecto del ser humano, cada una con su propia explicación sobre el origen del hombre, trascendencia y misión en la vida.
Esqueleto reconstruido de Proconsul, un primate hominoideo
De los simios del viejo mundo
Evolutivamente, en cuanto perteneciente al infraorden Catarrhini, Homo sapiens parece tener su ancestro, junto con todos los primates catarrinos, en un período que va de los 50 a 33 millones de años antes del presente (AP). Uno de los primeros catarrinos, quizás el primero, es Propliopithecus, incluyendo a Aegyptopithecus. En este sentido, el ser humano actual, al igual que primates del "Viejo Mundo" con características más primitivas, probablemente descienda de esa antigua especie.
Homínidos bípedos
En cuanto a la bipedestación, esta se observa en ciertos primates a partir del Mioceno. Ya se encuentran ejemplos de bipedación en Oreopithecus bambolii y la bipedestación parece haber sido común en Orrorin y Ardipithecus. Las mutaciones que llevaron a la bipedación fueron exitosas porque dejaban libres las manos para coger objetos y, particularmente, porque en la marcha un homínido ahorra mucha más energía andando sobre dos piernas que sobre cuatro patas, puede acarrear objetos durante la marcha y otear más lejos. Sin embargo, de remontarse la bipedestación a quizás a unos seis millones de años AP, la andadura o forma de marcha típica del humano se consolida aproximadamente hace al menos unos cuatro millones de años con Australopithecus. Previamente los primates antropoides apoyaban toda la planta del pie haciendo una flexión y descargando el peso en el calcáneo; en cambio, Australopithecus logra una marcha bípeda eficiente, pues se notan claramente los cambios anatómicos a nivel del pie, en especial del dedo gordo; también ajustando el ángulo del fémur con el cuerpo para el equilibrio, la cadera o pelvis cambia a más robusta, corta y cóncava (forma de cuenco); la columna pasó de ser un arco en forma de C a una forma de S y el agujero de la base del cráneo que conecta con la columna se desplazó hacia adelante[11] como dirigiéndose al centro de gravedad de la cabeza.
Hace 1.5 millones de años con Homo erectus o con Homo ergaster, la andadura moderna implica la existencia de un pequeño ángulo entre el dedo gordo y el eje del pie, así como la presencia del arco longitudinal de la planta y una distribución medial del peso (nótese que en las mujeres la andadura distribuye el peso más hacia las partes internas del pie debido a la mayor anchura de la pelvis).[12]
Todos los cambios reseñados han sucedido en un periodo relativamente breve (aunque se mida en millones de años). Esto explica la susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la columna vertebral y en la circulación sanguínea y linfática (por ejemplo, el corazón recibe -relativamente- "poca" sangre).
Aparece el ser humano
Lo que denominamos propiamente «humano» es una referencia a la aparición de la capacidad de fabricar herramientas de piedra en un homínido bípedo, Homo habilis, considerado por la mayoría como la especie humana más primitiva, mostrando además incremento en la capacidad craneana con respecto a Australopithecus. Es así como se establece que hace unos 2.5 millones de años, con la aparición del género Homo, se toma como punto de inicio para el Paleolítico o Edad de Piedra. Mayor éxito evolutivo tendrá Homo erectus, quien logrará expandirse por todo Eurasia.
Evolución de la nutrición
Probablemente cuando los ancestros de Homo sapiens vivían en selvas comiendo frutos, bayas y hojas, abundantes en vitamina C, pudieron perder la capacidad metabólica que tiene la mayoría de los animales de sintetizar en su propio organismo tal vitamina; ya antes parecen haber perdido la capacidad de digerir la celulosa. Tales pérdidas durante la evolución han implicado sutiles pero importantes determinaciones: cuando las selvas originales se redujeron o, por crecimiento demográfico, resultaron superpobladas, los primitivos homínidos (y luego los humanos) se vieron forzados a recorrer importantes distancias, migrar, para obtener nuevas fuentes de nutrientes. La pérdida de la capacidad de metabolizar ciertos nutrientes como la vitamina C habría sido compensada por una mutación favorable que permite a Homo sapiens una metabolización óptima (ausente en primates) del almidón, y así una rápida y "barata" obtención de energía, particularmente útil para el cerebro. Homo sapiens parece ser una criatura bastante indefensa, y como respuesta satisfactoria la única solución evolutiva que ha tenido es su complejísimo sistema nervioso central, espoleado principalmente por la búsqueda de nuevas fuentes de alimentación. Se ha sugerido la hipótesis de que la cefalización aumentó paralelamente al incremento de consumo de carne,[cita requerida] aunque dicha hipótesis no concuerda con el grado de cefalización desarrollada por los animales carnívoros. La habilidad humana para digerir alimentos con alto contenido de almidón podría explicar el éxito del Homo sapiens en el planeta, y sugiere un estudio genético.
Homo sapiens arcaico
Se denomina «humanos arcaicos», «Homo sapiens arcaico» o también «pre-sapiens», a un cierto número de especies de Homo que aún no son considerados anatómicamente modernos. Poseen hasta 600 000 años de antigüedad y tienen un tamaño cerebral cercano al de los humanos modernos. El antropólogo Robin Dunbar opina que es en esta etapa cuando aparece el lenguaje humano. La filiación de estos individuos dentro de nuestro género resulta aún controvertida.
Entre los humanos arcaicos están considerados Homo heidelbergensis, Homo rhodesiensis, Homo neanderthalensis y a veces Homo antecessor. En 2010 se ha añadido a estos el denominado «hombre de Denísova»,[14] y en 2012 el denominado «hombre del ciervo rojo» en China.[15] Ya que no son sapiens, algunos especialistas prefieren llamarlos simplemente arcaicos antes que H. sapiens arcaico.
Humanos anatómicamente modernos
Se denomina propiamente Homo sapiens o anatómicamente modernos a individuos con una apariencia similar a la de los humanos modernos. Estos humanos pueden clasificarse como premodernos, pues en ellos no se observa todavía el conjunto de características de un cráneo moderno, casi esférico, con la bóveda alta y la frente vertical.[17] La similitud se aprecia a nivel del esqueleto del cuerpo y cavidad craneana, pero esta similitud no es total pues el rostro aún mantiene características arcaicas como los arcos superciliares (grandes cejas) y prognatismo maxilar (proyección bucal), aunque menos desarrollados que en los neandertales.[18]
Se considera dentro de este grupo a los restos de Florisbad en Sudáfrica (260 000 años),[19] los de Herto en Etiopía, que corresponde a Homo sapiens idaltu (160 000 años), los de Jebel Irhoud en Marruecos (315 000 años) y los de Skhul/Qafzeh al Norte de Israel (100 000 años). También se considera anatómicamente modernos a los hombres de Kibish; sin embargo, estos se enmarcan mejor dentro de los humanos modernos.
Los humanos moderno
Se considera Homo sapiens sapiens de forma indiscutible a los que poseen las características principales que definen a los humanos modernos: primero la equiparación anatómica con las poblaciones humanas actuales y luego lo que se define como "comportamiento moderno".
Actualmente, gracias a los análisis científicos, se sabe que en la genealogía de la evolución humana habría existido un antepasado común masculino y uno femenino, a los cuales se les nombró como sus símiles religiosos.
Los restos más antiguos son los de Omo I, llamados Hombres de Kibish, encontrados en Etiopía con 195 000 años, y restos en cuevas del río Klasies en Sudáfrica con 125 000 años y con indicios de una conducta más moderna.[20]
Esta antigüedad coincide con lo estimado para la Eva mitocondrial, la cual está considerada la antecesora de todos los seres humanos actuales y de la que se cree que vivió en el África Oriental[21] (probablemente Tanzania) hace unos 200 000 años.
Por otra parte, la línea patrilineal nos lleva hasta el Adán cromosómico, quien nos confirma un origen para los humanos modernos en el África subsahariana y se le calcula unos 140 000 años de antigüedad.