miércoles, 15 de marzo de 2017

El Hombre: La especie más invasora


Numerosas especies humanas han habitado la Tierra, pero solo la nuestra ha colonizado el planeta entero. ¿Cómo lo ha logrado?


Hace menos de 70.000 años que nuestra especie, Homo sapiens, salió de África y empezó a propagarse por todo el planeta. En Europa y Asia ya se habían establecido otras especies humanas, pero solo nuestros antepasados lograron colonizar todos los continentes y alcanzar islas remotas. La dispersión se realizó de un modo inusual. En todos los lugares donde llegó H. sapiens se produjeron grandes cambios ecológicos. Todas las especies arcaicas con las que se encontró acabaron extinguiéndose, como también numerosas especies de animales. Sin duda, ha sido la migración que más consecuencias ha tenido en la historia de la Tierra.
Los paleoantropólogos han debatido durante tiempo sobre cómo y por qué solo los humanos modernos lograron esa asombrosa hazaña de dispersión y dominio. Algunos expertos sostienen que la evolución de un cerebro voluminoso y más avanzado permitió a nuestros antepasados alcanzar nuevos territorios y enfrentarse a los desafíos con los que se encontraron. Otros afirman que una técnica novedosa, con la que los primeros humanos modernos abatieron presas o se enfrentaron a sus enemigos con una eficacia muy superior, propició la expansión de nuestra especie fuera de África. Un tercer escenario señala que un cambio climático habría debilitado las poblaciones de neandertales y de otras especies humanas arcaicas que habían ocupado los territorios fuera de África, lo que dio a H. sapiens cierta ventaja y le permitió colonizar parte del territorio. Sin embargo, ninguna de estas hipótesis ofrece una teoría general que explique por completo los logros de nuestra especie. De hecho, la mayoría de ellas han sido planteadas para explicar el registro arqueológico de H. sapiens de regiones concretas, como Europa occidental. Este punto de vista fragmentario sobre nuestra expansión ha confundido a los científicos. La gran diáspora humana consistió en un solo evento con diferentes fases y, por tanto, necesita ser investigado como un problema único.
Las excavaciones que mi equipo ha realizado durante los últimos dieciséis años en los yacimientos de Pinnacle Point, en la costa sur de Sudáfrica, junto con ciertos avances teóricos en las ciencias biológicas y sociales, nos han llevado a proponer otra idea sobre la forma en que conquistamos el mundo. Creemos que la diáspora se produjo cuando en nuestra especie apareció un nuevo comportamiento social, codificado en los genes: una tendencia a cooperar con individuos no emparentados. La incorporación de este tipo de conducta a la cognición avanzada de nuestros antepasados permitió una rápida adaptación a nuevos ambientes. También fomentó la innovación que dio lugar a la creación de una nueva técnica de caza: las armas de proyectil. Equipados de esta forma, esos humanos se establecieron fuera de África, preparados para someter a todo el mundo a su voluntad.

Mito: sobre nuestro origen

Homo sapiens no evolucionó en dos etapas, primero para adquirir la apariencia física actual y luego el comportamiento moderno, sino en una sola.

Durante décadas, los arqueólogos han sostenido que el comportamiento moderno surgió en Homo sapiens decenas de miles de años después de que la especie evolucionase hasta adoptar su apariencia física actual. Los arqueólogos disentían sobre si el proceso fue gradual o repentino, pero suponían que el comportamiento de los primeros Homo sapiens difería en gran medida del nuestro. Habrían carecido de arte, símbolos y rituales, y no se habrían dedicado de manera sistemática a la pesca, el marisqueo u otras actividades. Tampoco habrían desarrollado técnicas complejas como las trampas, las redes, los proyectiles o la navegación.
Se pensaba que los primeros humanos anatómicamente modernos, a menudo denominados Homo sapiens arcaicos, vivieron en grupos pequeños y vulnerables, formados por individuos con fuertes vínculos de parentesco. Dotados de herramientas simples, habrían dependido de la caza de animales de gran tamaño y habrían sufrido los cambios ambientales con mayor severidad que los humanos modernos. En palabras de Thomas Hobbes, sus vidas eran «solitarias, horribles, crueles y cortas». Si necesita formarse una imagen de ellos, cierre los ojos y piense en el estereotipo del hombre de las cavernas. Sin embargo, las pruebas arqueológicas actuales apuntan a que algunas características que asociamos a los humanos modernos —en concreto, nuestra capacidad para mostrar un gran abanico de conductas— ya se daban en algunos grupos que vivieron en África hace largo tiempo. Cada vez es mejor acogida la idea de que el comportamiento «moderno» no apareció en un pasado reciente ni de manera drástica.
En 1984, Misia Landau propuso en el artículo Human evolution as narrative («La evolución humana como narrativa») publicado en American Scientist, que los relatos de tradición precientífica habrían influido durante largo tiempo en los investigadores. La idea de que Homo sapiens se transformó de un estado arcaico a otro moderno se debería, en parte, a dicha tradición. Pero, aunque esta permite construir una crónica satisfactoria, no proporciona un esquema realista para entender el complejo curso de la evolución humana. De hecho, la mayoría de los cambios evolutivos consisten en transformaciones menores cuyas consecuencias aumentan de manera gradual a lo largo de miles de generaciones.

De primitivos a humanos

Homo sapiens conquistó casi todas las regiones climáticas de la Tierra. Sin embargo, su verdadera historia de éxito comenzó cuando se convirtió en sedentario. Al parecer, el sentido social determinó más el devenir de la especie humana que su inteligencia abstracta.

Imaginemos por unos momentos que nos embarcamos en una máquina del tiempo para viajar medio millón de años en el pasado, hasta la época de nuestros antecesores en la sabana del este de África. Hemos llegado. ¿Qué nos encontramos? La fauna se asemeja a la actual: ñus, gacelas, jirafas y otros animales ungulados se desplazan por llanuras cubiertas de hierba; asimismo, leones, guepardos y demás depredadores andan en busca de una presa. También nos topamos con una pequeña comunidad de homínidos Homo erectus.
Esos hábiles bípedos recolectan frutos, plantas y raíces comestibles. Cazan en grupo y desarrollan complejas estrategias con el fin de hacerse con su presa. Quizá se comunican entre ellos con una lengua rudimentaria. Se comportan como una horda de cazadores con una capacidad inusual, al menos en comparación con el resto de los seres vivos, ya que resisten sin dificultad las altas temperaturas diurnas. Sus pies se adaptan a la marcha y a la carrera veloz. Con precisión escogen los animales adultos sanos que prometen ofrecer carne en abundancia. Separan estos ejemplares de la manada, los persiguen y les arrojan piedras y lanzas con gran fuerza y buena puntería hasta matarlos. Por otra parte, se defienden de hienas, buitres y leones, alejándose de su presencia mientras cortan el suculento trofeo.
Gracias a sus facultades físicas y mentales, Homo erectus ocupó un nicho ecológico libre hasta entonces: se extendió por toda África, Europa y Asia. No obstante, ese nicho no se mantuvo estable, puesto que durante los últimos cinco millones de años se alternaron períodos súbitos de frío y calor. El clima de una región podía cambiar de forma repentina en el transcurso de solo unas pocas décadas. En el punto álgido de los períodos preglaciares llovía en África más que hoy en día; en la región de la actual sabana del África oriental crecían densas selvas. Al mismo tiempo, el Sáhara y el desierto arábigo se convertían en extensos herbazales. Solo aquellos organismos que sabían adaptarse o bien evitar las condiciones adversas tenían la oportunidad de sobrevivir.

lunes, 13 de marzo de 2017

El tiempo / Análisis de los libros

El tiempo

Análisis de los libros:

1.-TIME TRAVEL A HISTORY / James Gleick, Pantheon, 2016.
2.-"AHORA" / LA FÍSICA DEL TIEMPO/ Richard A. Muller, Pasado & Presente, 2016.

¿Qué es el tiempo? Para quienes se dedican a la física, el tiempo es una cantidad en nuestras ecuaciones.

Se trata de la variable que usamos para representar una de las cuatro dimensiones de la variedad del espacio tiempo, término acuñado por el matemático Hermann Minkowski después de que las teorías de la relatividad de Albert Einstein comenzaran a mostrar que el tiempo y el espacio eran intercambiables. Y, sin embargo, podemos movernos libremente hacia delante y hacia atrás en el espacio, pero no en el tiempo.

Comienza con La máquina del tiempo, de H. G. Wells, libro al que vuelve a menudo y que precede en más de una década a la teoría especial de la relatividad de Einstein, formulada en 1905. La obra nos ofrece un agradable recorrido por la cuarta dimensión y la elegante maquinaria victoriana de Wells; los autores de la «edad de oro» de la ciencia ficción, como Isaac Asimov, quienes sentaron las bases para los tratamientos modernos de los viajes en el tiempo; y la serie Doctor Who. Gleick explora también las propuestas más intelectuales de escritores como David Foster Wallace y Jorge Luis Borges, que imaginaba el tiempo como un «jardín de senderos que se bifurcan», o el cineasta Chris Marker, cuyo corto de ciencia ficción Lajetée (1962) inspiró la película de cine negro sobre viajes en el tiempo Doce monos (1995).

No puede decirse que Gleick tenga reparos en hacer alarde de sus conocimientos; de hecho, introduce abundante información, sobre todo en las discusiones sobre física. La teoría general de la relatividad de Einstein, formulada en 1915, parece permitir la existencia de «curvas temporales cerradas»: caminos que empiezan en un lugar y momento dados y acaban exactamente en el mismo lugar y el mismo momento [véase «Una breve historia de los viajes en el tiempo», por
Tim Folger; Investigación y Ciencia, noviembre de 2015].

Por desgracia, puede que crear un espacio tiempo con curvas de este tipo (es decir, una máquina del tiempo) sea imposible. Esta idea queda plasmada en la «conjetura de la protección de la cronología» de Stephen Hawking, según la cual el universo conspiraría para evitar la construcción de cualquier máquina del tiempo, pues ello requeriría disponer de estados de la materia imposibles físicamente, o podría generar un agujero negro alrededor de la máquina, lo que impediría acceder a ella. Pero incluso el paso del tiempo tal y como lo percibimos normalmente, en un solo sentido, resulta misterioso.

La mayoría de las ecuaciones microscópicas de la física poseen una simetría fundamental: no pueden distinguir si el tiempo avanza o retrocede matemáticamente, permanecen idénticas si sustituimos t por -1). Sin embargo, no es así como experimentamos el tiempo. Nos movemos inexorablemente del pasado al futuro; recordamos el pasado y no tenemos conocimiento directo del futuro [véase «La flecha del tiempo», por Paul Davies; Investigación y Ciencia, noviembre de 2002]. Una excepción a la simetría por inversión temporal es la termodinámica, cuya segunda ley establece que la entropía siempre aumenta con el tiempo.

El astrónomo Arthur Eddington opinaba que este hecho es, por sí solo, responsable de la «flecha del tiempo». El problema radica en que la segunda ley no habla realmente de física, sino de probabilidad y, por tanto, de conocimiento. Cuanto más elevada sea la entropía de un sistema, menos sabremos sobre sus detalles y más difícil resultará obtener trabajo útil.

La simetría temporal se rompe también en mecánica cuántica. Esta describe los sistemas físicos por medio de su función de onda y solo nos da probabilidades, no resultados seguros. Cuando efectuamos una medición cuántica, en ocasiones decimos que la función de onda «colapsa», un proceso que solo tiene lugar en un sentido. Pero también esto tiene que ver con el conocimiento según algunas formas modernas de entender la mecánica cuántica, como la interpretación de los muchos mundos, o la idea de que todos los resultados posibles se dan en alguna parte de un «multiverso». Cuando realizamos una medición, obtenemos información sobre el sistema.


El físico Richard Muller también parece preocupado por este enigma, y su libro "Ahora" intenta proponer una solución. La obra comienza con una introducción divulgativa de la física necesaria: las teorías de la relatividad y la mecánica cuántica y los papeles que desempeñan la cosmología y la física de partículas en nuestro universo, como el bosón de Higgs y su campo capaz de conferir masa. Su introducción a la física moderna probablemente resulte demasiado técnica para la mayoría de los lectores legos, a pesar de que relega la mayor parte de las matemáticas más complejas a un conjunto de apéndices.

Por desgracia, tras dejar de lado la física, Muller se adentra en la filosofía, y lo hace con una discusión cuyo nivel apenas supera el de las cafeterías de la universidad. Por ejemplo, da por supuesto que el libre albedrío es incompatible con el determinismo: una idea que ha sido desmontada desde el punto de vista filosófico por, entre otros, Daniel Dennett, en su libro La conciencia explicada (Paidós Ibérica, 1995) o, el año pasado, por el físico Sean Carroll en su obra The big picture (Dutton). Sin embargo, Muller opta por la idea, manifiestamente no científica, de un alma no física con poderes causales sobre la función de onda cuántica.

Lo anterior resulta extravagante, pero no deja de ser una nota al margen. La tesis principal de Muller es que la expansión del universo «está creando continuamente no solo nuevo espacio, sino también nuevo tiempo». Puede que como titular resulte muy llamativo, pero los cosmólogos dudan de si su punto de partida (la idea de crear nuevo espacio) tiene sentido. TYas escribir el libro, Muller ha desarrollado sus ideas de una manera más matemática y las ha aplicado a las observaciones de ondas gravitacionales efectuadas el año pasado. Es loable que haya propuesto una idea que tal vez pueda ponerse a prueba. Muy pocos libros de física divulgativos o profesionales se molestan en hacer argumentaciones, sino que suelen limitarse a resumir el estado de la cuestión. Sin embargo, no comulgo con los argumentos de Muller: con independencia de si el «ahora» representa o no un problema, sus ideas no aportan una solución, al menos desde mi punto de vista.

Tanto Gleick como Muller quieren que nos percatemos de que el tiempo es algo fundamental para nuestra experiencia: que tener un ahora es, de hecho, lo que nos permite tener una experiencia. Incluso aunque viajar al pasado sea una fantasía, la física del tiempo engloba casi todo lo que estudiamos los físicos. Comprender la manera en que fluye el tiempo tal vez nos brinde una imagen más completa de nuestro cambiante universo.

—Andrew Jaffe
Colegio Imperial de Londres
Artículo original publicado en Nature 537,
página 616,29 de septiembre de 2016.
Traducido con el permiso

de Macmillan Publishers Ltd. © 2017

Repercusiones de la evolución

HOW EVOLUTION SHAPES OUR LIVES
ESSAYS ON BIOLOGY AND SOCIETY
Dirigido por Jonathan B. Losos y Richard E. Lenski
Princeton University Press, 2016
No tenemos dificultad para pensar en la evolución como algo sucedido en el pasado, que ocurrió en la naturaleza y cuya repercusión en la sociedad resulta irrelevante desde la óptica temporal de una vida humana. Como algo perteneciente a un tiempo remoto, para ser recordado en museos, donde se exponen los hitos principales a través de restos fósiles de faunas y floras que vivieron, por lo común, hace decenas o cientos de millones de años. La ciencia, sin dejar de encarar el pasado y el futuro, se mueve por otros derroteros y también nos da a conocer la naturaleza real de la evolución en su nivel más determinante, el molecular.
El campo de la evolución molecular se ocupa de los cambios evolutivos que operan en los genes y genomas, así como de las fuerzas subyacentes que gobiernan esos cambios. Los estudios en curso sobre evolución molecular son, casi en exclusividad, retrospectivos, centrados en las mutaciones que se fijaron antaño. Ahora bien, puesto que solo ha quedado fijada una mínima fracción de todas las mutaciones que se han producido durante la evolución, se nos presenta un curso sesgado e incompleto del proceso evolutivo. Con el fin de obviar esa limitación, hay que abordar el panorama entero de adaptación de un gen y así comprender, prospectivamente, las oportunidades y las necesidades en la evolución. El efecto de una mutación sobre el fenotipo depende a menudo de la presencia de mutaciones adicionales. Este fenómeno, conocido como epistasis, explica las interacciones letales sintéticas, en las que una combinación de dos mutaciones individualmente viables provoca la muerte, y las interacciones de compensación, en las que el coste en adaptación se reduce por una segunda mutación. La epistasis desempeña un papel principal en la evolución: determina la accesibilidad de vías mutacionales y, por consiguiente, influye en la tasa de adaptación, así como en la diversidad y robustez de las variantes genéticas. No obstante, se sabe muy poco sobre la distribución espacial de esas interacciones en el interior de los genes. El enorme espacio mutacional de un gen típico plantea un reto considerable a la caracterización de los panoramas de adaptación. Por ejemplo, hay un total de 4100 (del orden de 1060) variantes posibles de un gen de ARN de 100 nucleótidos, y un total de 20100 (del orden de 10130) para una proteína de 100 aminoácidos.
En este libro se exploran las implicaciones de esa realidad en la vida y en la sociedad humanas. Veintitrés ensayos que explican por qué comprender la evolución es crucial para abordar el cambio climático, asegurar el suministro de alimentos, proteger la salud y la supervivencia, conocer al hombre y su comportamiento ligado al lenguaje. Aborda la función de la evolución en el envejecimiento, la cognición, la cooperación, la religión, los medios, la ingeniería, la ciencia de la computación y otras muchas áreas. De la evolución humana a la evolución de la resistencia a los antibióticos, de la evolución cultural a la importancia cultural del pensamiento evolutivo. La tecnología, las instituciones y el lenguaje que conformaron las sociedades actuales reflejan procesos de evolución cultural que emergieron de su contrapartida natural gracias a la celeridad y flexibilidad de los sistemas culturales.
Cuando Charles Darwin publicó The descent of man en 1871, empleó el método de comparación para explicar el sentido de nuestra especie. Esto es, atendía a las semejanzas y diferencias en la aparición de la conducta de los humanos y de nuestros parientes próximos para indicar cómo llegamos a ser. En su tiempo se habían descubierto huesos de neandertales, pero no se conocían entonces restos fósiles de homínidos. Ahora contamos ya con un amplio muestrario de homínidos fósiles. Los seres humanos son los únicos representantes vivos de un linaje, los homininos, que divergieron de otros primates hace entre seis y ocho millones de años. Los homininos quedaron confinados en África durante unos dos tercios de su historia. Con un cuerpo y un cerebro del tamaño de los de un chimpancé, los primeros homininos se diversificaron en linajes diversos con distintas estrategias alimentarias. Uno de ellos siguió el camino que llevaba a la creación de la técnica, la compartición del alimento, la caza y la recolección; dio origen al género Homo hace entre dos y tres millones de años.
Conforme las poblaciones de Homo se dispersaron por el mundo, fundaron poblaciones regionales con sus propios rasgos anatómicos y genéticos distintivos. En el curso de los últimos 100.000 años, una dispersión masiva de humanos fuera de África absorbió y sustituyó a esas poblaciones preexistentes. Los humanos continuaron en su evolución. Pero comenzaron a domeñar el poder de esa evolución mediante la mejora selectiva de plantas y animales para su alimentación, materiales para su indumentaria y transporte. La emergencia de la agricultura cambió el entorno y guio la evolución consiguiente.
La evolución aplicada a la salud es un fenómeno bastante nuevo. Durante muchos años, la ciencia creyó que la evolución favorecía a parásitos y patógenos que fueran inocuos para sus huéspedes. Desde esa perspectiva, un parásito muy violento sería una aberración transitoria, indicativa de un patógeno que habría saltado a un nuevo huésped y que, con el decurso del tiempo, evolucionaría hacia una forma menos virulenta. Pero esa tesis ha sido puesta en cuestión. Los antibióticos que sistemáticamente han venido desarrollando investigadores y laboratorios farmacéuticos para tratar las infecciones bacterianas fueron aclamados como el triunfo de la técnica sobre la naturaleza. Hasta hace escasos decenios, no se vencieron las infecciones peligrosas en los países desarrollados. Esa situación pacífica se alteró en los ochenta del siglo pasado con la epidemia del sida. La sociedad asiste a la aparición de enfermedades emergentes y reemergentes, que amenazan a todos los países, incluidos los avanzados: virus SARS, virus H5N1 y cepas bacterianas resistentes a los fármacos.
¿Cómo hemos llegado los humanos a ser la especie dominante sobre la Tierra? La agricultura, la medicina y otras innovaciones tecnológicas son elementos innegables de esa historia. Pero el desarrollo de la técnica dependió de la emergencia de otros rasgos, incluidos el lenguaje y la cultura, que permiten la comunicación entre individuos y a través de generaciones.

jueves, 9 de marzo de 2017

Preguntas para Crear Consultoria


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La presente Encuesta Contiene 10 Preguntas Básicas para una Debida elaboración y puesta a Disposición del aviso de privacidad, contiene datos Como: Datos Generales para dar seguimientos a Sugerencias, dudas o Quejas. La Información recopilada es de  Carácter Estadístico para el estudio de mercado, por Lo que no se Dara un conocer en ningún medio.

1. ¿Cuál es tu grupo de edad?

2. ¿Cuál es el giro en el que laboras?

3. En este momento, ¿en qué estado resides?

4. Categoría de Estrellas (APLICA UNICAMENTE para hoteles y moteles)

5. Nº total de cuartos o unidades, mar Segun El caso

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6. Capacidad Máxima de Huéspedes

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7. ¿Realiza sanitarias Trabajos de mantenimiento para prolongar La vida útil de las instalaciones del Establecimiento y preservarlo En Buenas Condiciones?

8. ¿Usted solicitaría un servicio de consultoría profesional de proyectos de diseño y construcción, enfocada a obras hidráulicas?

9. Con el enfoque de promover el ahorro de agua con desarrollo sustentable ¿Qué servicio de consultoría requiere para que su establecimiento promueva el ahorro de agua?

10. ¿Cuánto esta Dispuesto a Pagar Por Un El servicio de Consultoría Profesional en el Sector Turístico e Hídrico de los Servicios antes mencionados?

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